Yo me escapé a la sombra de tu encuentro
con el alma cargada de trémulos lamentos…
Y la nada fue el destino
que padecí en mi cuerpo
cuando el tiempo pasaba
por entre mis recuerdos…
¿Qué fue del instante cobarde de mis besos?
los pensados, los deseados y desiertos
los ejecutados en sabanas marchitas,
besos de resquemores viejos…
¿Dónde volaron y a quién con su velo acariciaron?…
Y abrazos hipócritas, que lanzados al viento
dejan huérfanos quereres y sapiencias.
Yo de todo me he sentido culpable
y arrodillada pido perdón por estos males…
que no me tengo en cuenta, ni siento, ni padezco,
ni me hago dolor por heridas viejas...
Ya de todo aprendí, ya soy maestra
de las pocas verdades que me dieron tus letras.
Abrí mis ojos demasiado tarde,
frente a mí, tu sentido y realidades
y es que mi cuerpo ya no sabe de misterios,
el ojo cierro al huracán de tus secretos…
¿Qué fue que me enseñaron tus caricias?,
el dulce caminar por tierras bravas,
y morí en el instante que sentía
que aquello era un sueño, en sueño estaba…
Y maldije al sueño que no sabe de realidades
donde dejé caer el rostro sin sentido...
Ya la mirada esquiva
y el pensamiento desolado,
acurrucada en las esquinas del tiempo que he perdido…
La ternura de mirar y el espacio cierto
donde encontrar las caricias de lo ajeno
¡Ay! Quien pudiera recorrer tu piel desnuda
y en los entresijos de los miedos
dejar volar los besos, hasta tus ojos,
los que encendieron mis más bellos recuerdos…
Si sólo fuera un sueño y despertara,
correría a escribirlo en mi cuaderno
donde escondo mis tesoros más prohibidos
como prohibida es tu figura en mi presente…
Hazte del mar y préstame una ola
donde cabalgar hasta tu corazón de caracola,
dame la sal de tus lágrimas primeras,
que pueda saborearlas, si te envuelve la tristeza…
Y olvidaré que estuve acurrucada en tu misterio
buscándote en las calles vacías de silencios
donde se esconden las sombras cuando vuelvo a buscarte…
Yo te tuve encerrada en mis adentros,
en la cueva del deseo que no muere...
Porque al verte de nuevo recompongo
el misterio de lo que tú en mi enciendes…
