De repente estaba allí, y yo apenas me había dado cuenta…
creo que siempre miré por encima o a través de él, es algo que ahora pienso
mucho… y ese pensamiento no me hace sentir mejor, aunque tal vez sí me sirva
para empezar a descubrirle de la manera que nunca conseguí hacerlo.
No sé si ahora soy feliz o si alguna vez lo fui, no sé si la
vida ha sido buena o mala conmigo porque apenas he tenido tiempo de pararme a
pensar en ello, sólo sé que he vivido tal y como ha ido sucediendo, sin preguntar
mucho, sin exigir, tal vez conformándome demasiado…pero ahora, y después de darme
cuenta de que hay un sentido de la vida para mí desconocido, un miedo que se
apodera de mi alma, que hace que todo tenga otro color y todo gracias a él…
aunque él no lo sepa, ni lo intuya siquiera…la vida cobra el sentido casi
perfecto…
¿Cuántos años han pasado?, ¿veinte?, qué más da, antes era
una chiquilla sin rumbo en este mar embravecido, y ahora soy lo que queda de
ella, viviendo aún en ese océano pero con los ojos vueltos del revés, una
sonrisa forzada y un andar siempre hacia adelante para no perderme… “de las buenas mujeres el mundo crece y se
multiplica… buena semilla dejes… “, a veces es un sueño que me da un áspero
desasosiego y me mantiene alerta durante unos días, luego todo pasa…pero con
esos fantasmas voy viviendo y puede que sean los que me ayuden a seguir en este
camino que no elegí pero que igual camino…
Él apareció de repente delante de mis ojos con una sonrisa,
con aquella corbata horrorosa y aquel traje que no parecía pertenecerle, se
sentó a mi lado, dejó su impoluta cartera de ejecutivo en la silla de al lado,
como quien deja un gran peso, y me dio una cerveza bien fresquita. Yo le
miraba… quería mirar dentro de él sin que se diera cuenta… pero mi
sonrisa forzada y el viaje de mi pensamiento fueron las señales que le hicieron
percatarse de que yo realmente no estaba allí… él siempre bromeaba, siempre me
decía que el Nirvana era algo a lo que yo llegaba con demasiada facilidad… un
codazo me hizo volver de repente y allí estaba esa sonrisa perfecta, esos ojos
marrones maliciosamente dulces, sus labios rojos y aquel pelo enmarañado que
tanto le costaba peinar…_¡Al cero!, me dijo un día que se lo iba a cortar. No
era él un hombre presumido y de constantes no vitales como el acicalamiento,
sólo había que mirar su traje para darse cuenta de ello… y mis ojos entonces se
encontraron con los suyos…fue una experiencia mágica donde se produjo un
silencio extraño, y el tiempo paró por un segundo y nos encontramos en otra
dimensión, en una dimensión de la que nunca oímos hablar… y supimos, sin saber
exactamente por qué, que nos habíamos encontrado…
La vida es una película en la que cada uno es el actor
principal de su historia, y a menudo se cruzan actores secundarios para darle a
la trama una razón de ser…también es cierto que los extras pasan sin dejar
huella, pero que son imprescindibles…porque pueden hacer de esa historia algo
real… Él pasó de ser un actor secundario en mi película a protagonista masculino
con final perfecto…