Felicidad
frágil…
Te
ando buscando a ciegas y asumo tu quimera por derrota. Te busco incansable,
casi sin fuerzas, y despliego mis ansias, como alas de ave migratoria, para no
permanecer en este cielo inmenso de
melancolía mundana donde, a veces, espero hallar la huella que dejas, la
que se funde con las aguas emanadas de esta tristeza en curso, pareja al
desencanto de estar viviendo por inercia frente a la estúpida y valiente
necesidad de habitar en mí sin querer ser yo la inquilina de mi vida. Te busco
desoyendo los puntos cardinales de mi cuerpo, infatigable, redondeando mi
sonrisa como escudo, trapecista incrédula con vértigos, asonante y desigual en
tiempos muertos. En esta caída libre, en cada momento, los miedos arraigados en
mi pecho, desafían esta ley de la gravedad que me aterra tanto, con la que
sueño, la que me aspira e inspira, la que me retuerce y es un abismo dibujado
en mi reflejo…Te busco, arañando en el segundo bajo mi piel el significado de
tu letanía, y ya no rezo, ni imploro, ni siquiera me disculpo ante las
pérdidas…,soy al fin y al cabo como ese rollo que el agua arrastra y suaviza,
que moldea en su trayecto. Te busco cerca de mí y si miro mis pies, pienso que
he de caminar hacia delante, sin salirme de la vereda, con la mirada fija, con
este remordimiento que cubre mi imagen de signos interrogantes que a nadie
llegan…
Te
ando buscando y no hay estela que señale tu ruta, la imagino, la dibujo en mi
cuerpo, me sueño con ella y desvarío como una loca ante su inminente parecido
con la vela de un velero en un mar de inmensas dudas…Pero en mi constancia, en
esta cabezonería de niña que aún absorbe de cada partícula del tiempo que me
toca, su savia, sigo buscándote, y anhelo el encuentro caduco y esa sensación
dulce cuando llegas y me empapas, cuando ardes en mí, cuando me creces dentro,
cuando me atraviesas y entonces esa milésima de tiempo no conjurado se hace
eterno y símbolo inequívoco de esta felicidad frágil que es ese motor para
seguir viviendo…
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